Te has planteado alguna vez cuál es el primer paso para conseguir lo que quieres?

¿Sabes cómo comportarte para que tus deseos se hagan realidad?

¿Conoces el punto de arranque para cumplir tus objetivos?

Por si no lo has hecho, te lo diré;

Lo primero a tener en cuenta para que algo se cumpla, es tener una intención, un propósito, un objetivo.

Lo segundo, encaminar tus pasos a ello.

No creas que es tan fácil. Pregúntale a alguien qué quiere y es posible que no te responda a la primera. Es posible que dude, que piense, que comience frases o palabras y no las acabe, o que su cuerpo empiece a mostrar los síntomas de que no sabe lo que quiere:

comienza a moverse, a realizar sencillos movimientos repetitivos… En definitiva, empieza a mostrar síntomas de nerviosismo porque no sabe lo que quiere.

Puede, no solamente no saber lo que quiere, sino también, ni siquiera saber lo que siente.

¿Sabes lo que puede llegar a experimentar una persona que no sabe ni lo que quiere ni lo que siente?

Un verdadero caos interno.

Os voy a poner un caso real:

Una chica con 29 años se presenta a nuestra primera sesión con una demanda clara: 

    “quiero un especialista que piense por mi, para yo poder descansar”.

 

Me quedé helada… ¿Qué sufrimiento vital debe tener alguien que ya no puede pensar más?

Fue una niña no reconocida en sus necesidades, ni en sus deseos… Siempre había problemas suficientemente grandes en casa como para que lo que sentía ella no fuera importante. Se construyó desde la cabeza, desconectada de sus emociones y sensaciones. La ansiedad y el caos la acompañaron desde pequeñita.

Su cuerpo estaba hecho por piezas, como si los brazos, las piernas, la cabeza y el tronco fueran de diferentes personas. Estaba muy descoordinada.

Tenía una mirada expectante todo el tiempo.

Si dices ” no se lo que siento ” muchas veces, una parte de ti está sufriendo.

Porque la cabeza intenta suplir el resto de las funciones que quedaron mermadas, o aniquiladas, durante el desarrollo infantil. Muchas veces se consigue, otras parece que vas a explotar.

Y viene el caos. La confusión. La desorientación.

Son esos momentos en los te vuelves irascible. Todo y todos te molestan.

¿Qué hace nuestro sistema emocional para defenderse? (Lo que se ve desde fuera).

  • Te vuelves muy racional, todo lo piensas, argumentas. Es difícil llevarte la contraria, siempre estás en “lo cierto”.

  • Hablas sin parar, como para llenar un vacío interior.

  • Haces valer su poder de seducción, de querer gustar siempre.

  • Tu máxima: “un buen ataque, es la mejor defensa”.

  • Los síntomas que te protegen: estados depresivos, aislamiento, soledad, fuerte ansiedad, sentimientos de desvalorización, desórdenes alimenticios, consumo de drogas…

Pero ¿qué es lo que está pasando realmente por dentro?

  • No hay términos medios dentro de ti. Hay que construir “puentes” para unir los extremos.

  • Existe una desconexión entre lo que sientes, percibes y la imagen de ti misma/o.

  • Si sientes algo, rápidamente lo haces desaparecer, porque no era “lógico”.

  • El miedo, la confusión, la rabia, el dolor profundo se apoderan de ti nada más que bajas la guardia, y eso te hace sumirte en un profundo caos interior, que parece que todo lo destruye.

Aquí habría que trabajar el proceso de re-aprender a sentir.

Así pues, lo primero es saber lo que queremos, es decir, tener una intención, un propósito.

PERO, ¿ QUÉ ES LA INTENCIÓN?

Si buscas en los diccionarios al uso encontrarás que la intención ( o una intención) es algo “que una persona piensa o se propone hacer”, o bien “una idea que se persigue (de alguna forma, de alguna manera)”.

Si buscas en la literatura de autoayuda y/o de crecimiento interior, verás que se alude a la intención más bien como una fuerza que existe en el cosmos, una energía que impregna todo lo que existe y con la que es posible sintonizarse para conseguir objetivos.

Para mí, a raíz de lo que he leído, estudiado, practicado y comprobado, una intención es un mandato, un comando que das a tu cuerpo para conseguir un propósito o finalidad. Y ese comando, bien formulado, tiene respuesta porque la misma ya existe en el campo general (esto último puede que te suene a chino, pero lo veremos más adelante).

Así pues, la intención es lo que quieres, tu meta, tu finalidad. Esto significa que la intención, bien formulada, tiene un poder: el poder de llevarte a tu objetivo. Caso contrario, la intención sirve más bien poco.

REQUISITOS DE UNA INTENCIÓN EFECTIVA

Y cuáles son los requisitos que debe reunir una intención para ser efectiva. Pues vamos a verlos.

* En primer lugar, que esté perfectamente definida. Es decir, no debe haber ninguna duda de lo que pides, de lo que quieres, de lo que formulas. Si quieres un coche, pides un coche, no pides un vehículo con algún tipo de ruedas capaz de transportarte…

* En segundo lugar, que sea concisa.

Concisa es, por ejemplo, una frase, no más. Una intención es un comando, una flecha. No es un diálogo, ni un monólogo, ni una conversación, ni una exposición de motivos.

Si se convierte en algo de este tipo podrás notar también en tu cuerpo cómo va perdiendo efectividad: puedes entrar en un cierto estado de duda que hará decaer tu energía, y ello porque tu cuerpo es sabio y percibe a la mínima la realidad: que no te atreves a pedir (a decidir, a ordenar) y le estás contando una historia (una historieta).

* En tercer lugar, que sea clara.

Esto supone: por un lado, que se entienda a la perfección (que cualquiera, hasta un niño, pueda entenderla sin atisbo de duda), y por otro, que no sea contradictoria.

Puede ser contradictoria en su mismo planteamiento (pedir una vivienda muy grande que ocupe poco espacio) o en los actos posteriores que realices. En esto último tu cuerpo también te dará la señal: notarás un cierto bloqueo o una cierta reticencia a actuar por parte de él ( y es que el cuerpo sabe que eso no es lo que has dicho, no es lo que quieres).

* En cuarto lugar, que sea unidireccional.

Esto quiere decir que apunte a una sola dirección, lo cual supone no dar ni ofrecer alternativas. Ni a tu cuerpo ni al universo. No puedes pedir un coche, aunque si no fuera posible también te vendría bien una moto o, en cualquier caso, pensándolo mejor, con un billete de metro también te apañarías.

Estos son pues, los requisitos que debe reunir una intención para ser efectiva, para tener poder.

Además de reunir estos requisitos, TÚ también debes cumplir dos condiciones para que dicho propósito pueda materializarse y conducirte a tu objetivo. En consecuencia,

¿ QUÉ ES LO QUE DEBES HACER ADEMÁS ?

* Por una parte, debes formularla en voz alta. Al menos al principio debes decirla y pronunciarla de esa manera para que tu cuerpo se entere bien de lo que quieres. Tu cuerpo debe ser consciente de lo que desea tu mente, debe recibir el mensaje, asimilarlo, almacenarlo y ponerse a trabajar para que se cumpla. Las células de tu cuerpo deben resonar con esa vibración en su totalidad. Todo tu cuerpo debe convertirse en un máquina de conseguir, de producir, de desencadenar. Debes poner el cuerpo a trabajar, y para eso debes decirle en voz alta y clara lo que quieres.

Además de decírselo en voz alta, hay otros mecanismos que también sirven para recordarle a tu cuerpo que estás en ello, que lo quieres, que estás trabajando y que él también debe ponerse a trabajar.

Por ejemplo, puedes escribir tu intención en un papel y llevarlo en la cartera (o en el bolso, bolsillo…) y releerlo de vez en cuando. Puedes escribirla en un post it y colocarlo en diferentes lugares de tu casa u oficina (en la mesa, en el espejo…) Lo importante es que te recuerdes constantemente (y que recuerdes a tu cuerpo) que eso es lo que quieres.

Por eso decíamos al principio que una intención es algo más que una expresión de la voluntad: es una orden, un comando. Pero un pedido no como súplica sino como mandato, como cuando pides una pizza: la pides, pero no albergas ninguna duda de que llegará.

Cuando toca hacer balance del tipo de vida que llevamos, muchos se llevan las manos a la cabeza, gritando-se:

¿Por qué no disfruté de mi vida?”

Las obligaciones siempre nos arrastraron a sobrevivir de cualquier manera: los estudios, los hijos, el trabajo… siempre corriendo de un lado a otro y sin pararnos ni un segundo a respirar, a sentir, a disfrutar.

Y cuando por el ciclo de la vida “nos toca” parar……por desempleo, jubilación, por enfermedad…

-“¿QUÉ HAGO AHORA?”-

Hay varias alternativas:

  1. Los que continúan con un ritmo frenético: actividades culturales, sociales,  asistenciales, de voluntariado, de familiares enfermos…

  2. Los que tiran la toalla con el temido “ya no sirvo para nada”

  3. Los que deciden reaprender a vivir, a disfrutar de su propia realidad.

¿Qué? ¿Te apuntas a ser de los del tercer grupo?

Aprender, desaprender y reaprender

Cuando nacemos nuestro cerebro está sin terminar de desarrollarse, por lo que cada experiencia que vivimos, cómo aprendimos a relacionarnos con quienes nos cuidaron… deja una huella marcada en nosotros en forma de conexiones neuronales.

Es decir nuestro cerebro aprende a comportarse de forma automática.

Porque está demostrado que en esos momentos, está activo el cerebro más primitivo, ese encargado de las respuestas automáticas (respirar, comer, dormir… el instinto de superviviencia nos hace aprender con fuerza).

Es en ese cerebro también donde se almacenan los aprendizajes emocionales y aquellos que tienen que ver con la forma en la que nos relacionamos con los demás.

Por lo que la forma en la que están almacenados esos aprendizajes básicos nada tienen que ver con el pensamiento, la palabra, lo cognitivo, lo consciente.

Sino con lo automático, no controlado, inconsciente.

Hay un determinado estímulo y de forma automática, sin nuestro control, se pone en marcha nuestra respuesta.

Por ejemplo:

Cuántas veces os habréis visto sorprendidos con que os habíais “mentalizado” para actuar de una determinada manera ante vuestro hijo, pareja, vecino, amigo… y, sin embargo, nos sorprendemos con que “salta” aquello que no queríamos mostrar: nuestro enfado, pena, parálisis….

Si te ocurre a ti algo así es porque necesitas: desaprender y reaprender cómo disfrutar de tu propia realidad.

¿Cómo se desaprende?

No tiene nada que ver con la voluntad, con que te esfuerces aún más.

Tiene que ver con descodificar los patrones aprendidos”. Y esos patrones se “grabaron” en el cerebro primitivo,  inconsciente, y es por tanto, desde ahí desde donde hay que modificar la conducta,

Para ello hay que salir de la “zona de confort”.

Cuando nos relacionamos, cuando amamos, abrazamos, nos peleamos… están en marcha toda una serie de hormonas, que son las que nos hacen sentir placer, tranquilidad, seguridad…

Actúan como una “droga”. Cuando un drogadicto consume, sabe que la droga es mala para su salud, sin embargo, no puede evitar consumirla porque necesita calmarse, quedarse tranquilo.

Por tanto, aunque sepamos “intelectualmente” que nuestro comportamiento es dañino para nosotros, no podemos evitar “consumir” nuestra “droga”.

Salir de nuestra zona de confort, desaprender, dejar de hacer lo que siempre hemos hecho, implica sentir angustia, miedo, inseguridad…

¿Cómo se reaprende a disfrutar ?

  • Teniendo experiencias vitales diferentes.

  • Dejándonos cuidar

  • Cuidándonos: comiendo sano, haciendo ejercicio, haciendo lo que nos gusta… Esto hace que nuestro organismo se predisponga a sentir placer.

  • Buscando por ensayo y error alternativas diferentes a lo que he hecho hasta ahora. Siendo valiente y aceptando las derrotas parciales.

  • Aceptando que no es fácil, que tal vez no puedas solo y tengas que pedir ayuda… (Los que han sido fumadores y lo han dejado, tendrán una experiencia en su cuerpo que les ayude a aceptar ese malestar).

Tengo que confesarte que reaprender lo sensitivo, lo emocional y lo relacional solo es muy complicado.

En la mayoría de las ocasiones es necesario pedir ayuda. por lo que no te frustres demasiado si no lo consigues solo. Sigue buscando hasta que lo encuentres.

¿Y CÓMO PUEDO SABER MÁS ACERCA DE ESTA MATERIA?

Pues muy sencillo, hay un fantástico libro del Dr. Wayne W. Dyer (el conocido autor de Tus zonas erróneas), que lleva por título precisamente El poder de la intención. Habla de ésta como “una fuerza del universo que nos permite llevar a cabo el acto de crear”, y es uno de los libros más completos que existen sobre la materia.

Con Cariño,

Tu Coach y Mentora Motivadora de Mentes

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies